viernes, 24 de septiembre de 2010

hay fue el ciclo. vino. pasó. unas cuantas semanas, la bici, una casa, otra, la tardecita, la mañana, el domingón. y el cielo tan abierto, ya mañana, quién sabrá. el sabor de otravez va invadiendo el tiempo, las ganas, el acuerdo, lo dicho. lo hecho.
y retornamos, qué si no después de un ciclo, al vos vos, al yo yoísmo, al reducir toda potencia a la miedosa síntesis: hasta acá. y tu palabrerío, ordenando los bordes de lo decible, lo repulsable, lo querible, lo sentible. y yo tan canchera aquellos días, jugando a lo nuevo. cabeza - pared sin escalas.
y afuera quema el sol, bicho. afuera el cielo sigue pa todos los costados porque no puede ser de otra manera. y tampoco.
sin embargo, pensador de pensamientos, adentro arremeten los -ya conocidos- ogrontes.

domingo, 12 de septiembre de 2010

viernes, 10 de septiembre de 2010

      I R N O S o t r a S
     iente                   A
                                 L T AN D O (mesticadas)
                                  i
                                  e
                                  n
                                  D O M I N G A S

lo que a mí

ahí va la culpa, galopante.
ahí, va, quién pudiera (no)seguirla.
el ritmo iriente de tu culpa recorta este tiempo. pa que no pueda ser otro.
el ritmo iriente de mi indefinición es el hueco donde se guarda el miedo.
mi ansiedad escribiente no es sino lo que le queda a estas manos, pa dershacerse de la inhumanidad que nos violenta, que nos constituye.
estar no es andar.
callar tampoco mudar.
el vacío de tu silencio me recuerda a Irulana. me devuelve un ogronte.

martes, 7 de septiembre de 2010

bicentenarios

irse, pirar, soltar. amar, temer, partir. la lista sigue. se acumulan muchos, bastantes, suficientes los verbos. se conjugan las veces, y entonces: pasado, presente y futuro. la ciudad se bicentenariza y nadie parece recordar el humanicidio cotidiano de este modo de producirnos, eliminándonos. y menos mal que inventamos el estado nación para hacernos sentir dentro. parte de esta felicidad tiene que ver con el silencio de lo otro. detrás de los sentimientos apátridas, descansa la pregunta.